Cada uno de los trillones de células vivas que componen el organismo humano necesita las materias primas o nutrientes que serán utilizados en su crecimiento y en su funcionamiento. La posibilidad de obtener estas materias primas del ambiente que nos rodea define nuestro organismo como un sistema abierto.
Los nutrientes ingresan en el cuerpo con los alimentos que consumimos y, luego de atravesar distintas etapas, llegan a las células, donde son procesados para obtener la energía y los productos de dicho procesamiento necesarios para el funcionamiento celular. En ese proceso suceden reacciones químicas que requieren oxígeno y, además, se producen sustancias de desecho que deben ser eliminadas para que no resulten tóxicas. Por lo tanto, además de los alimentos, es necesario que nuestro organismo incorpore el oxígeno necesario para la degradación y la respiración intracelular y el aprovechamiento de lo que ingerimos. Los sistemas que garantizan la incorporación de alimentos y de oxígeno y su posterior aprovechamiento son el digestivo y el respiratorio.
El sistema digestivo es un conjunto de órganos, con glándulas asociadas. Se encarga de transformar los alimentos en sustancias simples y fácilmente utilizables por el organismo.
Desde la boca hasta el ano, el tubo digestivo mide unos once metros de longitud. En la boca ya empieza propiamente la digestión. Los dientes trituran los alimentos y las secreciones de las glándulas salivales los humedecen e inician su descomposición química transformándose en el bolo alimenticio. Luego, el bolo alimenticio cruza la faringe, sigue por el esófago y llega al estómago, una bolsa muscular de litro y medio de capacidad, en condiciones normales, cuya mucosa segrega el potente jugo gástrico, en el estómago, el alimento es agitado hasta convertirse en el quimo.
A la salida del estómago, el tubo digestivo se prolonga con el intestino delgado, de unos seis metros de largo, aunque muy replegado sobre sí mismo. En su primera porción o duodeno recibe secreciones de las glándulas intestinales, la bilis y los jugos del páncreas. Todas estas secreciones contienen una gran cantidad de enzimas que degradan los alimentos y los transforman en sustancias solubles simples.
El tubo digestivo continúa por el intestino grueso, de algo más de metro y medio de longitud. Su porción final es el recto, que termina en el ano, por donde se evacuan al exterior los restos indigeribles de los alimentos.
El sistema respiratorio es el encargado de captar oxígeno (O2) para así obtener la energía presente en los alimentos y, además, eliminar el dióxido de carbono( CO2) procedente del metabolismo celular.
Nuestro organismo, un sistema abierto, intercambia sustancias con el medio exterior a través de la función coordinada de cuatro sistemas de órganos. El sistema respiratorio (A) y el sistema digestivo (B) trabajan en conjunto para cumplir con la función de nutrición del organismo, junto con el sistema circulatorio y el excretor.
Actividades:
1.- Colocar los nombres en cada uno de los sistemas representados en las figuras.
2.- Averiguar cuál es la estructura que delimita las cavidades corporales en donde se encuentran ambos sistemas de órganos y cómo se llama cada una de ellas.
3.- ¿Por qué se puede denominar "sistema" a ambos conjuntos de órganos?
El sistema digestivo es un conjunto de órganos, con glándulas asociadas. Se encarga de transformar los alimentos en sustancias simples y fácilmente utilizables por el organismo.
Desde la boca hasta el ano, el tubo digestivo mide unos once metros de longitud. En la boca ya empieza propiamente la digestión. Los dientes trituran los alimentos y las secreciones de las glándulas salivales los humedecen e inician su descomposición química transformándose en el bolo alimenticio. Luego, el bolo alimenticio cruza la faringe, sigue por el esófago y llega al estómago, una bolsa muscular de litro y medio de capacidad, en condiciones normales, cuya mucosa segrega el potente jugo gástrico, en el estómago, el alimento es agitado hasta convertirse en el quimo.
A la salida del estómago, el tubo digestivo se prolonga con el intestino delgado, de unos seis metros de largo, aunque muy replegado sobre sí mismo. En su primera porción o duodeno recibe secreciones de las glándulas intestinales, la bilis y los jugos del páncreas. Todas estas secreciones contienen una gran cantidad de enzimas que degradan los alimentos y los transforman en sustancias solubles simples.
El tubo digestivo continúa por el intestino grueso, de algo más de metro y medio de longitud. Su porción final es el recto, que termina en el ano, por donde se evacuan al exterior los restos indigeribles de los alimentos.
El sistema respiratorio es el encargado de captar oxígeno (O2) para así obtener la energía presente en los alimentos y, además, eliminar el dióxido de carbono( CO2) procedente del metabolismo celular.
A |
B |
Actividades:
1.- Colocar los nombres en cada uno de los sistemas representados en las figuras.
2.- Averiguar cuál es la estructura que delimita las cavidades corporales en donde se encuentran ambos sistemas de órganos y cómo se llama cada una de ellas.
3.- ¿Por qué se puede denominar "sistema" a ambos conjuntos de órganos?