Esas acciones son de dos tipos: unas mecánicas (el alimento se fragmenta, se amasa, se mezcla, etc.) y otras químicas (ciertas substancias, las enzimas digestivas, atacan al alimento descomponiéndolo, otras substancias químicas ayudan a la acción de las enzimas).
Por ello, además del tubo digestivo existen unas glándulas anejas encargadas de segregar muchas de esas substancias (otras las segregan las propias paredes del tubo).
La boca es el punto de entrada del alimento en el cuerpo. En ella se encuentran diferentes estructuras que lo preparan: Dientes que fragmentan, glándulas que segregan saliva y la lengua que mueve y mezcla todo.
Para fragmentar adecuadamente los diferentes tipos de alimento existen distintos tipos de piezas dentarias: los que cortan, los que desgarran y los que muelen.
A continuación de la faringe se encuentra el esófago, un tubo de unos 25 cm de longitud que comunica con el estómago mediante un estrechamiento muscular, un especie de anillo que puede abrirse y cerrarse (lo que se denomina un esfínter). Este esfínter se denomina cardias y controla la entrada de alimento en el estómago.
El píloro comunica directamente con el intestino delgado.
El intestino delgado tiene tres tramos: duodeno, yeyuno e ileon.
El último tramo del intestino delgado (ileon) comunica con el intestino grueso mediante la válvula ileo-cecal.
El intestino grueso tiene tres partes: Ciego, colon y recto.
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